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Acústica (arquitectónica) -parte 1

La Acústica arquitectónica estudia los fenómenos vinculados con una propagación adecuada, fiel y funcional del sonido en un recinto, ya sea una sala de concierto o un estudio de grabación. Esto involucra también el problema de la aislación acústica. Las habitaciones o salas dedicadas a una aplicación determinada (por ejemplo para la grabación de música, para conferencias o para conciertos) deben tener cualidades acústicas adecuadas para dicha aplicación. Por cualidades acústicas de un recinto entendemos una serie de propiedades relacionadas con el comportamiento del sonido en el recinto, entre las cuales se encuentran las reflexiones tempranas, la reverberación, la existencia o no de ecos y resonancias, la cobertura sonora de las fuentes, etc.

El fenómeno más sencillo que tiene lugar en un ambiente con superficies reflectoras del sonido es el eco, consistente en una única reflexión que retorna al punto donde se encuentra la fuente unos 100 ms (o más) después de emitido el sonido.
Cuando hay dos paredes paralelas algo distantes se puede producir un eco repetitivo.

Cuando la fuente sonora está rodeada por varias superficies (piso, paredes, techo) un oyente recibirá el sonido directo, y además el sonido reflejado en cada pared. Las primeras reflexiones recibidas, que se encuentran bastante separadas en el tiempo, se denominan reflexiones tempranas.
En salas no demasiado grandes, las primeras reflexiones están bastante cerca en el tiempo unas de otras, de manera que no se llegan a percibir como eco.
La distribución en el tiempo de las reflexiones tempranas crea la sensación de ambiencia, es decir la sensación que permite al oyente identificar auditivamente el espacio en el que se encuentra. Las personas no videntes desarrollan una especial habilidad para interpretar la información espacial contenida en la ambiencia. Arquitectónicamente, el control de la ambiencia se puede lograr mediante un cuidadoso diseño que involucra trazar, sobre un plano de la sala, “rayos” acústicos, medir cuidadosamente sus recorridos, y de allí determinar los tiempos de llegada de las correspondientes reflexiones. Hoy en día este trabajo se realiza con el auxilio de computadoras digitales y programas adecuados.
Las superficies de un recinto reflejan sólo parcialmente el sonido que incide sobre ellas; el resto es absorbido. Según el tipo de material o recubrimiento de una pared, ésta podrá absorber más o menos el sonido. En general, los materiales duros, como el hormigón o el mármol, son muy reflectores y por lo tanto poco absorbentes del sonido, y en cambio los materiales blandos y porosos, como la lana de vidrio, son poco reflectores y por consiguiente muy absorbentes.
Después del periodo de las reflexiones tempranas, comienzan a aparecer las reflexiones de las reflexiones, y las reflexiones de las reflexiones de las reflexiones, y así sucesivamente, dando origen a una situación muy compleja en la cual las reflexiones se densifican cada vez más. Esta permanencia del sonido aún después de interrumpida la fuente se denomina reverberación.
Ahora bien; en cada reflexión, una parte del sonido es absorbido por la superficie, y otra parte es reflejada. La parte absorbida puede transformarse en minúsculas cantidades de calor, o propagarse a otra habitación vecina, o ambas cosas. La parte reflejada mantiene su carácter de sonido, y viajará dentro del recinto hasta encontrarse con otra superficie, en la cual nuevamente una parte se absorberá y otra parte se reflejará. El proceso continúa así hasta que la mayor parte del sonido sea absorbido, y el sonido reflejado sea ya demasiado débil para ser audible, es decir, se extinga.
El tiempo de reverberación depende de cuán absorbentes sean las superficies de la sala. Así, si las paredes son muy reflectoras (es decir que reflejan la mayor parte del sonido que llega a ellas), se necesitarán muchas reflexiones para que se extinga el sonido. Si, en cambio, son muy absorbentes, en cada reflexión se absorberá una proporción muy alta del sonido, por lo tanto en unas pocas reflexiones el sonido será prácticamente inaudible.
Dado que los materiales duros, como el hormigón o los azulejos, son poco absorbentes del sonido, un ambiente con paredes de este tipo tendrá un tiempo de reverberación largo. Una sala cubierta con materiales absorbentes como cortinados, alfombras, etc., por el contrario, tendrá un tiempo de reverberación corto.

Maderas tradicionales para instrumentos (parte 1)

La madera es sin duda la materia prima de la mayor parte de los instrumentos musicales y como tal este elemento ha sido estudiado durante cientos de años, surgiendo así infinidad de formas diferentes de combinarla, y así obtener resultados prácticamente innumerables.
Cabe aclarar que estamos hablando de material orgánico, único e irrepetible (como una impresión digital).
Dos guitarras hechas con las mismas maderas (especies) tendrán características similares en sonido pero no iguales.
Hecha esta breve introducción paso a nombrar los diferentes tipos de maderas más comunes utilizados en los instrumentos musicales.

Caoba (Mahogany): Una madera muy noble, usada tanto en instrumentos como en carpintería debido a su durabilidad y belleza. Con gran respuesta al lustre y una proyección con graves marcados y con mucha resonancia, es decir con mucho “sustain”. Es una madera pesada (recuerden que con esto nos estamos refiriendo a la densidad de la madera, no a su peso) y relativamente dura, con un peso medio-alto. Es una madera muy fácil de trabajar, y tiene como cualidad un sonido con mucho sustain y “tono” mediograve.
Los agudos quedan relegados en este tipo de madera.




Palo de Rosa o Palisandro (Rosewood): Es una madera dura y semipesada, muy trabajable. Posee muy buena definición en graves, y es muy usada ya que al igual que el tilo es muy abundante* y su precio es bastante bajo. Una de las variantes que se utilizan para este tipo de madera es el Pao Ferro, que es originaria de brasil y bolivia, cuyas propiedades son muy similares al palo de rosa.
*El indian rosewood no así el de brasil que es una especie protegida.



Arce (Maple): El Arce es un árbol cuya madera es blanco crema y el tipo americano posee una gran dureza, por naturaleza la densidad de la madera determina su dureza y mientras más dura es, más tarda en crecer, por ello se encarece el precio. Pero este árbol produce la que es sin duda la madera más utilizada en percusión de alta gama, su propiedades acústicas son de las más abarcativas, proporciona al músico un sonido con rico en graves aunque de no mucho volumen, pero muy cálido. Por todo esto es que se adapta a casi cualquier tipo de sonido y se puede usar para tocar en estudio o en vivo con una versatilidad invalorable.

Es una madera muy dura, pesada y de grano fino. Es junto a la caoba la más utilizada en construcción de instrumentos, y la más utilizada por lejos para construcción de mástiles. Tiene un sonido muy brillante (muy agudo), con mucho “ataque”, aunque con el tiempo de uso se va asentando y esos armónicos se van acomodando, creando un sonido muy agradable y natural. Es debido a esto que las guitarras con trastera de arce que tienen más de 15 años son tan buscadas y por lo tanto tan caras.

Ebano (Ebony): Es una de las maderas más duras y pesadas del mundo (no flota en el agua), pero es la que más se usa en los diapasones de instrumentos de alta calidad. Su sonido está muy bien equilibrado entre graves y agudos, y posee una belleza natural a partir de su color café oscuro con vetas negras.


Aliso (alder): Esta es una madera muy blanda y muy ligera, pero con unas cualidades resonantes excepcionales, con un tono muy equilibrado entre graves y agudos. Todas las stratos y teles que no son de fresno son de aliso, habiéndose vuelto esta última la primera opción para Fender a la hora de la construcción de guitarras, por ser bastante más barata que las demás debido a su abundancia. Su excelente nivel se realza todavía más si se le coloca una gruesa tapa de arce flameado, dando como resultado una guitarra casi ideal si de cualidad resonante hablamos.

Adios a Spinetta


No fué poco lo que hizo dentro del rock y más allá de que mucho de su material no me atrae, sobre todo los temas poéticos y tranquilos, hubo mucho más que poesía y era el flaco con su stratocaster roja (construída por el luthier argentino Rudy Pensa en EE.UU.) tocando un rock más crudo, con gran actitud y sentimiento como lo hizo en los comienzos o a fines de los años 90 con "los socios del desierto" o cuando tenía esos momentos ya no tan seguidos en sus recitales (su última etapa fué más que serena en ese sentido "rockero" a mi modo de ver).
Con Spinetta y los socios del desierto descubrí un gran estilo, marcado por el funk, el rock y el blues, con mucha potencia. Esa es mi relación con la música del flaco. Lo ví dos veces en vivo, ya en su última etapa de carrera. Lo importante es el legado que deja, muy valioso y enriquecedor sobre todo para el pobre rock nacional argentino actual.

Me despido con dos temas del album "San Cristóforo" grabado en vivo en el año 1998, -Piluso y Coquito- más -Como el viento voy a ver-. Spinetta y los socios del desierto (Luis Alberto Spinetta, Daniel Wirtz y Marcelo Torres), gran época.