Moore residía en una pensión llamada Belsize Park y en su habitación no había cerradura así que temeroso de que fuese robada, llevaba la guitarra siempre consigo a donde quiera que fuera. Poco después, Green llamó a Gary para preguntarle si estaba contento con la guitarra y como Moore estaba encantado, Green se ofreció a vendérsela.
Gary Moore no podía permitírsela pero Green le dijo que no estaba interesado en el dinero sino en que la guitarra cayese en buenas manos, así que le ofreció un extraño trato; le daba la Les Paul por el dinero que Moore consiguiese sacar vendiendo la SG que usaba por aquel entonces. Moore solo consiguió 160 libras. Cuando Peter Green pasó a recoger el dinero ni siquiera aceptó las 160 libras, en un primer momento cogió 120, que era lo que el pagó por la guitarra originalmente pero luego solo se quedó con 110.
Gary Moore no podía permitírsela pero Green le dijo que no estaba interesado en el dinero sino en que la guitarra cayese en buenas manos, así que le ofreció un extraño trato; le daba la Les Paul por el dinero que Moore consiguiese sacar vendiendo la SG que usaba por aquel entonces. Moore solo consiguió 160 libras. Cuando Peter Green pasó a recoger el dinero ni siquiera aceptó las 160 libras, en un primer momento cogió 120, que era lo que el pagó por la guitarra originalmente pero luego solo se quedó con 110.
¿Un regalo envenenado?
La guitarra de Peter Green tiene un lado oscuro. Cuando Peter Green decidió vender su guitarra se la ofreció a otras dos personas a parte de Gary Moore. Una fue Snowy White, a quien no le urgía tal compra porque ya tenía una igual y otra fue Denis Slee, un amigo de Green con el que apalabró la venta por 110 libras, la misma cantidad que cobró de Moore. Cuando Slee se enteró de que Green finalmente había vendido la guitarra a Moore, tuvo una discusión con él. Green le respondió que no se lo tomase mal ya que la guitarra a él solo le había traído desgracias.
Está claro que la suerte que corrió Green no puede ser achacada a una guitarra pero lo cierto es que acabó muy mal. A mediados de los 90, Gary Moore tuvo un sueño premonitorio donde veía como alguien le robaba la guitarra. Ese mismo día, decidió llevarla consigo por no separarse de ella y cuando se dirigía al estudio de grabación en coche, un camión embistió su vehículo por detrás partiendo el mástil de la Les Paul.
El mástil fue reparado poniendo un tornillo pero desde entonces Moore no la volvió a usar demasiado y acabó por venderla en el 2006 a Phil Winfield, dueño de Maverick Music, en Charlotte, North Caroline, USA, se estima que por la friolera de 2 millones de dólares, cometiendo uno de los mayores sacrilegios de la historia del rock. En poco tiempo Winfield la re-vendió en puñalada trapera por una suma todavía mayor causando el enfado de Moore.
Está claro que la suerte que corrió Green no puede ser achacada a una guitarra pero lo cierto es que acabó muy mal. A mediados de los 90, Gary Moore tuvo un sueño premonitorio donde veía como alguien le robaba la guitarra. Ese mismo día, decidió llevarla consigo por no separarse de ella y cuando se dirigía al estudio de grabación en coche, un camión embistió su vehículo por detrás partiendo el mástil de la Les Paul.
El mástil fue reparado poniendo un tornillo pero desde entonces Moore no la volvió a usar demasiado y acabó por venderla en el 2006 a Phil Winfield, dueño de Maverick Music, en Charlotte, North Caroline, USA, se estima que por la friolera de 2 millones de dólares, cometiendo uno de los mayores sacrilegios de la historia del rock. En poco tiempo Winfield la re-vendió en puñalada trapera por una suma todavía mayor causando el enfado de Moore.