Gary Moore se construyó un estilo de bluesman particular. Más rockero, más agresivo, con referencias tales como Hendrix, los Bluesbreakers de John Mayall y hasta Roy Buchannan, pero sin olvidar a otros ejemplos como Albert Collins o Albert King, que varias veces lo acompañaron en sus grabaciones y recitales. Ambos aparecen en su álbum Still Got The Blues junto a George Harrison, que completa un LP que encauzó al blues por buen camino, para siempre.
Fue ese disco, y ese sencillo legendario, el punto más importante de su carrera, el que cambió su panorama y el de todo un estilo de hacer blues. Sentó las bases del nuevo sonido y la nueva intensidad de esa corriente... Luego, se aventuró a pisar otros territorios, y hasta quiso hacer pop.
Siempre estuvo acompañado por sus Gibson's y declaró estar enamorado de la Les Paul 1959 que le regaló su ídolo Peter Green, aunque coqueteó con algunas Strat y Charvel. Ahora Moore se ha ido, dejando atrás un legado de tonadas, de solos, de historias, de música, de lágrimas incluso. Ya debe estar reunido con Phil Lynott, poniéndole música a un más allá que debe sonar como cuando ambos estaban más acá haciendo lo que mejor hacían.
Adios, maestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario